Varios estudios afirman que el mejor antídoto para liberarse de la rutina o ambientes estresantes y recuperar nuestras fuerzas tanto físicas como mentales es el siguiente: Viajar.
Hoy en día, el turista se centra en la búsqueda de experiencias únicas realizadas de forma fluida y dinámica, las cuales juegan un papel clave a la hora de valorar la satisfacción y la intención de compra del viajero.
Algunos expertos aseguran que las emociones a la hora de elegir un destino van mucho más allá de los recursos tangibles o intangibles y van ligadas a otras cuestiones como el rejuvenecimiento espiritual, el enriquecimiento cultural y el respeto por la sostenibilidad ambiental.
Las actividades turísticas deportivas combinadas con la naturaleza y su entorno ofrecen una amplia gama de vivencias difíciles de olvidar.
El Turismo activo es un claro ejemplo, ya que cuenta con un gran número de actividades como senderismo, montañismo, escalada, puenting, buceo, surf…
Esta modalidad turística nos permite vivir en primera persona aventuras inolvidables ya que el turista toma parte activa en la actividad a desarrollar y es capaz de sumergirse dentro del entorno natural y cultural que visita.
Actualmente, España cuenta con una gama de más de 700 empresas localizadas por todo el territorio enfocadas a ofrecer productos y servicios de esta tipología turística.
En palabras del CEO de Worldwide Hotel Link, Len Cordiner “aquello que hace del viaje una aventura tan cautivadora son las experiencias impredecibles; simples encuentros que me hacen sonreír, me afectan profundamente y enriquecen mi vida”.
Cuando relacionamos el aspecto impredecible e inesperado del producto experiencial turístico con el turismo activo, es obvio que mientras más diverso sea el catálogo de actividades ofrecidas, el número de experiencias también crece.
Este fenómeno se encuentra fuertemente ligado a los valores culturales y ecológicos que demandan un alto grado de cuidado y consideración tanto al destino como al visitante. Al forjar esta armonía de respeto mutuo, el viaje adquiere una dimensión humana mucho más trascendente e invaluable de lo que pudiera llegar a ser cualquier producto programado por un tour operador. Podemos afirmar, sin temor a equivocaciones, que el producto turístico experiencial encuentra en el turismo activo un medio de expresión perfecto.
Algunas de las tendencias que definen al actual turismo activo incluyen la inclusión de participantes provenientes de diversos grupos demográficos (mujeres solteras, millenials, familias multigeneracionales, etc.), el auge de destinos como Sri Lanka, América del Sur, el Ártico y actividades de voluntariado durante la estancia.
El cambio con respecto a los antiguos modelos del producto turístico y su consumidor es arrollador.
En conclusión, nos encontramos ante una espectacular fuente de experiencias únicas, que se adapta constantemente a las crecientes ambiciones del turista moderno al mismo tiempo que promueve la importancia fundamental de prácticas sostenibles. Cada vez nos alejamos más del modelo primitivo de consumo y nos adentramos en un modelo de integración y colaboración, transformando al turismo en un aspecto dinamizador a nivel social, cultural y personal, alejándolo de su concepción como una simple manifestación de ocio.