La llegada de la pandemia ha cambiado muchas cosas. Uno de los ámbitos que más transformación ha sufrido ha sido, sin duda alguna, el ámbito laboral. Con el cierre – en aquel entonces, indefinido, – de las oficinas, muchos trabajadores tuvieron que adaptarse a trabajar en remoto. El llamado teletrabajo, un sueño inalcanzable para muchos, comenzó a formar parte de la nueva normalidad. 

Ahora, cuando muchos países han aflojado sus restricciones, mientras los ciudadanos siguen trabajando desde sus casas, surge una pregunta: ¿es posible compaginar el trabajo y el turismo?

Los nómadas digitales no son un término nuevo, si bien es cierto que han ganado prominencia en estos últimos meses. Se trata de personas, sobre todo los jóvenes, que aprovechan la posibilidad de trabajar en remoto para “vivir viajando”. Pueden hacerlo de distintas maneras: teniendo un ingreso pasivo en su país de origen, haciendo freelance, o simplemente trabajando por cuenta ajena. Aunque no todas las profesiones pueden gozar de tal libertad, cada vez más trabajadores – sobre todo aquellos que trabajan en el sector de la informática, – tienen la posibilidad de convertirse en nómadas digitales. 

A pesar de lo que creen algunos, vivir viajando no es una tarea para cualquiera. Requiere disciplina, diligencia y mucho conocimiento base. Además, obliga a saber separar estrictamente el tiempo libre del trabajo, algo que muchos teletrabajadores novatos aún están aprendiendo a hacer. Sin embargo, para aquellos cuyo gran propósito de vida es viajar, es una experiencia que vale toda la pena del mundo.

Para comprender la aparición de este fenómeno, es importante analizar la evolución del entorno laboral en las últimas décadas. Si en el siglo pasado el lugar de trabajo era, sin más, un lugar donde uno acude a trabajar, desde la década de los 90 hubo un cambio de paradigma sobre lo que es un trabajo. Google ha sido uno de los pioneros de esta nueva etapa. Han comprendido que, dado el tiempo que pasa un trabajador en su oficina, esta se convierte en su segunda casa; y que habría que tratarla como tal. 

Las competencias profesionales a secas han disminuido su valor: ahora, la capacidad de trabajo en equipo, colaboración y la positividad son características imprescindibles en un empleado. Las actividades de trabajo en equipo, o los teambuildings, se han convertido en una parte esencial del trabajo. Por lo tanto, la aparición de los nómadas digitales es una etapa en ese proceso evolutivo laboral, donde la palabra “trabajo” cobra un nuevo significado. Ya no es un ancla que ata a un solo lugar durante años: ahora, presenta un abanico amplio de posibilidades para aquellos que no pueden estar quietos en un solo sitio.

 

Desde entonces, cada vez más entornos se adaptan a este nuevo estilo de vida. Un ejemplo de ello es la iniciativa NomadCity, que pretende convertir Las Palmas de Gran Canaria en un “polo de atracción de nómadas digitales.” Gran Canaria se sitúa, incluso, como una de las ciudades más valoradas por los consumidores, según el portal de Nomadlist. No es de sorprender: el buen clima sin estacionalidad y un entorno amable y seguro le otorgan una gran ventaja respecto otros destinos turísticos. 

Y los negocios lo entienden. Ahora, cuando el turista convencional no puede – o no quiere, – viajar, los nómadas digitales pueden convertirse en una pieza fundamental para la recuperación del sector turístico. Asimismo, Canarias ya está diseñando un plan para atraer a este nuevo público objetivo. Sus valores, aunque similares, cambian un poco su dirección. Ahora, lo que se promociona es una buena conectividad; una amplia oferta de actividades; y una gran variedad de alojamiento que se ajuste a las necesidades de cada nómada. En estos momentos, cuando el sector tiene que ser lo más dinámico y flexible posible, la capacidad de adaptarse a estos perfiles emergentes es vital para su supervivencia y recuperación.

Lo más importante de todo, es que estos perfiles ya están aquí, y ya son alcanzables. Ya se conoce cómo son: jóvenes sin responsabilidades familiares, que se mueven solos o en pequeños grupos; que permanecen durante un tiempo, incluso una estación, en el mismo lugar. Lo único que requieren es una buena conexión a internet; y un lugar cómodo para asentarse. Así pues, es un grupo que pide poco, no más de lo que un viajero tradicional pediría. Y, a la vez, gracias a su entusiasmo, su poder adquisitivo, su independencia y la publicidad que le puede dar al destino, pueden aportar un gran valor para el sector turístico y para las Islas Canarias en su conjunto.

Fuentes:

Talento Gran Canaria
Escuela Nómada Digital
Hosteltur

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