En 1978 se inauguró el aeropuerto Reina Sofía, en el sur de Tenerife, la piedra angular del crecimiento turístico de los años venideros. El sueño de Santiago Puig era crear una ciudad turística con muy buenas previsiones y el crecimiento demográfico potenció la creación de la autopista del sur. También se crearon urbanizaciones residenciales debido al desplazamiento de la población de las zonas de campo a lugares más cercanos a la zona turística por el aumento del empleo en la zona.
La ley Strauss, que consideraba la compra de terrenos y apartamentos en España como ayuda a los países subdesarrollados, favoreció la inversión de capitales alemanes, quedando exentos de pagar impuestos en la hacienda de su país. Esta legislación favoreció la inversión de capital alemán y sirvió de catalizador del progreso turístico de los años setenta.
Los Cristianos siguen siendo hoy en día un referente en para el turismo tinerfeño y canario, en un segmento diferenciado que busca un clima cálido, playas tranquilas, pueblos hospitalarios y mucho sol. Además, todo ello con la fidelidad de los clientes y visitantes que repiten vacaciones tras vacaciones.
Canarias ha vuelto a ser uno de los destinos favoritos en Fitur, una de las ferias más importantes a nivel internacional, en las que se ha destacado el valor de las islas por su calidad hotelera, su excelente gastronomía, sus conexiones aéreas y, sobre todo, por un clima una variada oferta relacionada con el medioambiente y el paisaje que muy pocos destinos pueden ofrecer. En definitiva, las islas se sitúan como uno de los destinos más completos y versátiles de todo el panorama europeo.
Julia González