Según los datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, España es uno de los países europeos más dependientes del turismo: es el sector en el que se basa 11,8 % de su PIB y el 13,5 % de los empleos. No es de sorprender que la crisis derivada de COVID-19 está siendo tan devastadora: ataca el epicentro de la economía del país. Como consecuencia, la pregunta más inquietante es: ¿qué pasos se deberían tomar para paliar los efectos de la pandemia?

Numerosas organizaciones han salido adelante para analizar la situación. Una de ellas es la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que, en colaboración con la analítica EY, ha asumido la tarea de elaborar el informe “Gestión de  la crisis turística provocada por la COVID-19”. En este, se recopilan y exponen todos los datos relevantes sobre el impacto que ha tenido la pandemia sobre el turismo, las medidas adoptadas por los diferentes gobiernos europeos y el posible futuro del sector. 

El nuevo panorama europeo 

Una gran mayoría de países europeos, entre los cuales se encuentran Italia, Reino Unido y Alemania, han reducido el IVA, inyectando de esta forma millones de euros en los mercados más dañados por la crisis (como son la hostelería y restauración). Por otro lado, algunos gobiernos decidieron aplazar el pago de los impuestos para las empresas relacionadas con el sector, como es el caso de Rusia, Francia y Canadá.

 

Análisis del descenso de número de turistas en las diferentes regiones del mundo. Fuente: la Organización Mundial del Turismo (OMT).

 

Se ha tratado, además, de crear un incentivo para viajar de manera segura. Algunos ejemplos de ello son el Bono Vacaciones para las familias con baja capacidad adquisitiva, en Italia; y un seguro médico, dedicado a paliar los posibles gastos médicos en el caso de contraer la enfermedad, en Portugal. Alemania, por su parte, ha asumido la responsabilidad de proporcionar las pruebas de detección de COVID gratuitos para aquellos viajeros que regresan de las zonas de “alto riesgo de contagio”. 

España tampoco se ha quedado atrás. Ha aplazado las deudas tributarias y de Seguridad Social, el pago de los alquileres para los locales y PYMES más desfavorecidos y la flexibilización de en las empresas afectadas del sector. Además, ha definido el plan de impulso para el sector turístico, consistente de 28 medidas y con una dotación de más de 4 millones de euros. Con este plan, se pretende recuperar la imagen de España como un país seguro, algo que se ha perdido a causa de la crisis sanitaria; mejoras laborales y de competitividad del destino, creando un sector más sostenible, y marketing y promoción, entre otros. 

Cambio de sentido: de lo internacional, a lo nacional

Sin embargo, España no es solo un país que recibe turistas: también es un importante emisor. Anualmente, produce más de 20 millones de desplazamientos a nivel internacional, provenientes sobre todo de la Comunidad de Madrid, Andalucía y Cataluña. Teniendo en cuenta la buena conectividad terrestre entre las zonas receptoras y las zonas emisoras del turismo, existe una posibilidad de reorientar el flujo turístico, previamente internacional, a los destinos nacionales. A esto se le puede sumar el mercado doméstico previamente existente, con más de 173 millones de desplazamientos y un gasto total de 32.000 millones de euros en el año 2019. Por tanto, aunque el turismo internacional está disminuyendo, no supone la desaparición completa de turistas: tan solo supone que va a provenir desde dentro, antes que desde fuera.

 

Proceso de recuperación de los diferentes mercados turísticos. Fuente: INE: Encuesta de turismo a residentes, EOH y Frontur.

El futuro del sector

El futuro del turismo es incierto, especialmente las implicaciones que puede tener la crisis derivada de COVID a corto plazo. Con la llegada de otoño y tras una temporada dura para el mercado, es imposible predecir cómo se va a tornar la situación. Esto no significa, sin embargo, que el sector se tiene que quedar parado. De cara a septiembre, ha sumergido una serie de propuestas a corto y medio plazo para mantener a flote un mercado que está en peligro.

Por un lado, está el plan urgente de garantizar la supervivencia empresarial, que va dirigido a facilitar la liquidez de las empresas más afectadas mediante la ampliación de la deuda y de los créditos, mejora de la conectividad, ayudas y préstamos a largo plazo, entre otros.

Por el otro, está el plan de recuperación, que pretende aumentar la actividad turística y su capacidad de creación de valor. Aunque aún se desconocen las medidas exactas, consistirá en un plan orientado a analizar la situación actual, las inseguridades de empresas y consumidores, y crear un sector mucho más fuerte teniendo en cuenta las cuestiones sanitarias, medioambientales y la digitalización. 

 

Fuente: “Gestión de  la crisis turística provocada por la COVID-19” de CEOE y EY 

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