El mundo está lleno de lugares por descubrir, cada uno de ellos cuenta con peculiaridades únicas e inimitables: que van desde la cultura, naturaleza, gastronomía hasta el estilo de vida local.
Sin embargo, existe una desigualdad significativa en cuanto al grado de visitas que recibe cada destino.
En ocasiones, el desequilibrio es tan grande que puede llegar a suponer una pérdida de patrimonio cultural y natural de la zona visitada.
Para comprender con claridad la situación, debemos tener en cuenta el concepto de «carga turística», el cual hace referencia por un lado al número máximo de personas que puede soportar un espacio físico antes de que los recursos ambientales se dañen o deterioren; y por otro lado repercute en la calidad de la experiencia del visitante.
Una sobrecarga turística origina una serie de efectos negativos entre los cuales destaca el impacto ambiental, la pérdida de imagen y la masificación del territorio. Algunos de los lugares más conocidos son Venecia, el Museo de Louvre en Francia, las Pirámides de Guiza en África o la Fontana di Trevi en Roma.
Sin ir más lejos, en las islas afortunadas podemos encontrar zonas saturadas de visitantes y establecimientos dedicados al turista.
Las zonas sur de Tenerife y Gran Canaria son claros ejemplos pertenecientes a esta modalidad que, a medida que avanza, dificulta la gestión sostenible del turismo y supone cada vez un reto mayor a la hora de conservar la diversidad geográfica, cultural y social futura de las áreas afectadas.
Durante los últimos años se ha detectado un importante crecimiento en la toma de conciencia respecto a esta problemática que afecta a lugares de todo el planeta, por lo tanto, a continuación dejamos varias medidas enfocadas a prevenir y conservar la identidad territorial.
- Mantener una visión a largo plazo del uso de los recursos naturales y culturales, pues son los beneficios del futuro.
- Desarrollar un modelo turístico a través de una gestión y planificación sostenible.
- Repartir de manera equitativa los beneficios económicos entre toda la población.
- Tomar una actitud proactiva ante los posibles problemas ocasionados por la llegada de turistas.
- Promover la economía y cultura local realizando compras en comercios locales y artesanales de la región.
- Y sobre todo… disfrutar conociendo la cultura, costumbres, gastronomía y tradiciones del destino.¡Acércate, tienen mucho que contarte!
Está en manos de todos, el poder de preservar y conservar la riqueza que hace especial a cada destino turístico llevando a cabo buenas prácticas que respeten la esencia del lugar.
Piénsalo a la hora de emprender tu viaje
¿estás preparado para actuar de forma responsable y sostenible?