En su ponencia comenzó explicando la organización de su empresa la cual está formada por 21 marcas comerciales y 1250 trabajadores. Según María Victoria esta empresa canaria y familiar ha tenido que tener buenos líderes para desarrollarse.
Para ello citó a su padre, fundador y actual presidente de la compañía, cuyos orígenes fueron muy humildes pero siempre tuvo claro dos factores que le garantizaron el éxito: querer estar rodeado de gente mucho mejor que él y tener a los mejores líderes dirigiendo sus empresas. Entre los múltiples consejos de su padre, la consejera delegada de Grupo Fedola destacó que hay que querer a los trabajadores y ser agradecidos, porque estos podrían estar dejando todo lo bueno que tienen en otra empresa.
María Victoria nos aseguró que el 2008 fue una fecha clave para su empresa, ya que afectados por la crisis se vieron obligados a conocer cómo podían satisfacer y fidelizar a sus clientes. Entonces iniciaron un período de formación donde acudieron a foros y reuniones de asesoramiento, con el objetivo de aprender a gestionar las emociones de sus equipos. Después de obtener bastante información, se dieron cuenta que los requisitos para ser buen líder impartidos en esas charlas eran incontables y que solo alguien con superpoderes podría llevarlos a cabo. Precisamente, a este punto nos quiso llevar María con su ponencia, para liderar correctamente no es necesario cumplir todos esos requisitos, sino ser auténticos y creíbles.
Este período supuso un gran cambio para la empresa y se apoyó sobre tres bases. La primera consistía en afirmar que no se nace con el gen del liderazgo, por lo tanto había que trabajarlo. La segunda se basaría en apostar por la gente de casa, que los líderes fueran sus compañeros. Por último, darían igual de oportunidades a hombres y mujeres.
A partir de ese momento hasta la actualidad, la empresa sigue realizando reuniones trimestrales para tratar temas tan importantes como el liderazgo personal e interpersonal.
Dentro del liderazgo personal, María Victoria destacó que debemos ser entusiastas y mostrar una chispa de felicidad, teniendo en cuenta que nos equivocamos al pensar que ser serio en el trabajo conlleva reír poco. La risa es un hilo conductor que nos conecta con el equipo.
Respecto al liderazgo interpersonal, consideró que debemos escuchar y comunicar debidamente. Solemos confundir comunicar con hablar y no es así, hay que trasmitir. Un ejemplo sería la pasión, para la consejera delegada se puede trasmitir pasión sin sentirla, debido a que no todo el mundo se dedica a lo que le apasiona pero no por ello implica que no lo pueda hacer bien, eso trasmite pasión.
Para finalizar, María Victoria pidió a los asistentes que se imaginaran un extraterrestre por unos segundos. Después preguntó las características de este, la mayoría coincidía en los rasgos de descripción. ¿Cómo es posible? Pues porque imitamos lo que vemos. Debemos tener buenos líderes que trasmitan felicidad para que se traspase mutuamente entre los empleados.
Valcarce Pérez, Héctor