Desde hace algún tiempo necesitaba dedicar algunas líneas a la isla de mis antepasados, La Gomera. Mis ascendientes vivieron durante siglos en el caserío de Erquito, enclavado en uno de los barrancos más profundos e inaccesibles de la isla colombina. Mi abuelo fue el primero de su estirpe que partió de La Gomera allá por los años treinta del siglo pasado. Dejó atrás el ganado, los cultivos, la bruma de las majestuosas montañas y el olor a tierra húmeda y a laurisilva. Al igual que mi abuelo, muchos gomeros dejaron la isla, década tras década, en busca de mejor vida, riqueza e ilusiones.
Caudal de agua en Garajonay
Hoy, ochenta años después, casi nada ha cambiado en la mayoría de las zonas rurales de la isla. Muchos parajes mantienen prácticamente intacto su encanto de antaño. La riqueza natural y paisajística hace de La Gomera el lugar ideal donde practicar casi cualquier deporte en contacto con la naturaleza: senderismo, escalada, hiking, trekking, ciclismo de montaña y diversas modalidades del llamado turismo activo o de aventura. La Gomera es una isla donde el visitante se encuentra con lo inesperado, lo enigmático y lo misterioso, donde las experiencias y sensaciones adquieren una relevancia necesaria e insustituible. Lo intangible y emocional cobra mayor importancia que cualquier producto, alojamiento o servicio de alto valor. El viaje se convierte en una experiencia muy cercana a lo espiritual y místico, aunque el turista sea una persona práctica y terrenal. Cada caudal de agua que brota del escarpado paisaje lleva consigo imágenes de leyendas ancestrales. El viento que rebota en las laderas de los barrancos silva acompañando al sol, a las sombras de los árboles y a la bruma que traspasa a toda celeridad los frondosos montes, unos montes que el turista ve ahora calcinados, una desoladora y terrorífica estampa propia de una película de brujas y no de una isla de ensueño y fantasía. Si buscamos un buen caudal de riqueza, el turismo podría hidratar y nutrir a una isla quemada por el fuego, por la dejadez y por la mala gestión de algunas instituciones. La situación actual ha paralizado la escasa inversión tanto local como externa que existía en la pasada década. Muy pocos son los empresarios que se aventuran a invertir en los núcleos turísticos. Muchos negocios como apartamentos, restaurantes, comercios y locales de ocio, que se abrieron en mejores épocas, languidecen o están cerrados. En el mejor de los casos subsisten gracias al fiel turismo alemán o al emergente turismo ruso, pero insuficiente en cantidad para completar la oferta ya existente. Este año ha coincidido la Bajada de La Virgen de Guadalupe, que ha generado riqueza y mayor dinamismo a toda la isla, pero habrá que esperar otros cinco años para que la virgen obre otro milagro.
Puerto de San Sebastián de La Gomera
Desde las instituciones se deberían plantear contundentes estrategias y líneas de actuación en sinergia con la iniciativa privada para paliar la existente y deprimente coyuntura. La conexión interna de isla por barco de hace unos años fue el mayor acierto para la prosperidad comercial y turística de Playa Santiago, Valle Gran Rey y municipios colindantes. Se convirtió en un servicio de trasporte necesario para los habitantes, que vieron cómo sus traslados de un lado al otro de la isla se simplificaban en comodidad y tiempo. Hace dos años, este servicio marítimo de conexión interna se interrumpió de forma permanente, frenando el desarrollo económico y la calidad de vida de los lugareños. Es acuciante restablecer la conexión marítima interna y el aumento de trayectos de las navieras al puerto de San Sebastián. Pero además, el tamaño de la pista de aterrizaje del aeropuerto de La Gomera, la frecuencia de vuelos y horarios y la imposibilidad de que vuelos chárter internacionales puedan operar en esta infraestructura son otras de las cuestiones que merecen un análisis y un debate mucho más profundo. Aunque suene idealista, confío en que las autoridades competentes resuelvan de forma diligente los problemas de conectividad de la isla y se pueda acelerar el proceso de reforestación de los montes quemados. Asimismo, aliento y me uno al pueblo gomero en su derecho a movilizarse por luchar y defender cada trocito de esta isla colombina.
Muchas gracias desde Futurismo Canarias
Guacimara de Magdaleno @MagdalenoG
Directora de Marketing, Comunicación e Imagen de Gourmetland
http://www.blog.ashotel.es/2013/11/11/la-gomera-isla-misteriosa-quemada-y-desconectada/