El contexto actual deja bastante claro que, para invertir en futuro, hay que destinar parte de los fondos monetarios a la capacitación profesional. Este dato es especialmente relevante en el sector turístico. Son dos los motivos principales: el primero, debido a la interacción directa con el cliente; el segundo, una situación nueva debida al Covid, que requiere también de nuevas maneras de actuar. Ahora bien, ¿está cambiando la formación para adaptarse a la nueva normalidad en el sector?
La situación acaecida nos ha demostrado que lo más importante son las personas; concretamente en las empresas, son la materia prima: mueven el negocio y definen la calidad de los servicios prestados. De ahí la importancia de invertir en la formación de su personal. Otro factor, añadido a su importancia, es que sirve de marcador diferenciador dentro del mercado profesional: a mayor cualificación, mejor es su competitividad. La explicación es clara, cuando los trabajadores tienen conocimientos y amplian su experiencia en determinadas áreas, se encuentran más preparados para afrontar desafíos de mayor envergadura. Eso mismo hace crecer a la empresa.
En el sector turismo, el profesional debe tener capacidades y competencias para asumir diferentes cargos en las variadas empresas que componen el sector e, incluso, estar disponible a trabajar de forma interdisciplinaria con otros sectores.
La tesitura actual no resulta fácil para reconstruir un destino turístico seguro, algo que requiere – además- que el sector al completo trabaje de manera conjunta. La primera necesidad que debe cubrirse es la de crear una marca sólida, con nuevos protocolos adaptados a las medidas de seguridad y con un talento humano preparado para gestionar las necesidades de un turista del futuro que requerirá otros modos de ser atendido.
Además de poner el foco en el personal de trabajo, se trata de aportar valor añadido al sector y de crear para el cliente unos momentos de ocio y disfrute excepcionales, tanto en su experiencia con la empresa, como en los viajes contratados. Con la incorporación de personal cualificado, la tarea de satisfacer las exigencias del turista será mucho más factible; hecho que contribuirá también a la construcción de un nuevo concepto de turismo, un turismo que tiende hacia la sostenibilidad.
El turismo sostenible: la gran apuesta
Vivimos una era de cambios, donde el turismo no es el que conocíamos. Es el momento correcto para apostar por otras maneras, por un enfoque sostenible que emerge con fuerza y que empieza a ser cada vez más exigido por el usuario. Los turistas están cada vez más concienciados de lo que quieren: cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, el respeto por el planeta, la preservación del medio ambiente, la correcta gestión de los recursos, etc. Y todo esto debe formar parte de cualquier estrategia del mercado turístico.
Es otra de las razones por las cuales la industria del turismo debe formar a sus profesionales, hacia una orientación generadora de impactos positivos y exigiendo el máximo valor para la inversión empresarial. Entre los conocimientos de utilidad, se encuentran: el uso de las herramientas de marketing, el manejo de la gestión de empresa y de recursos humanos, aspectos clave de la gastronomía…
En definitiva, que el trabajador despliegue un amplio abanico de habilidades a desarrollar ante los nuevos modelos de turismo y permitan a las empresas crear un impacto de marca que incremente el número de visitantes. Sea cual sea la herramienta a utilizar, debe adecuarse a partir de un análisis exhaustivo del turista (nuestro cliente) y destinarse al diseño de estrategias efectivas.
La sociedad que nos envuelve se renueva constantemente, lo que exige una actualización de conocimientos permanente. Para apostar fuerte, la empresa turística tendrá que especializarse en todas las áreas. No sólo la formación interna; también la procedente del exterior, que -además de ampliar y desarrollar aspectos profesionales formativos- proporciona cursos que actuarían como elemento multiplicador de la lista de contactos. ¡Viva el networking!
¿Por qué invertir en formación?
Son cinco los motivos principales que avalan esta cuestión:
- Se incrementa la productividad de los equipos de trabajo.
- Permite delegar tareas y ello facilita abarcar nuevas áreas de negocio.
- Disminuye la sensación de estancamiento, gracias a la implementación de competencias.
- Se pueden -y deben- aprovechar los propios recursos humanos, así como los conocimientos que se traspasan de unos compañeros a otros, a modo de retroalientación, lo cual también favorece el clima laboral.
- Mejora la imagen de marca y repercute en dar valor a la cultura empresarial, con una de las habilidades más tenidas en cuenta: atraer y retener el talento.
Beneficios de la formación
La formación es una manera de fomentar el conocimiento y esto trae consecuencias muy favorables a las empresas. Una de las recompensas vendrá en calidad del modo en que se cuida al trabajador. Si se incentiva y motiva a la plantilla a formarse, si el trabajador ve que la empresa invierte en él, se producirá -inevitablemente- un aumento de su rendimiento que viene condicionado por esta motivación adicional, en respuesa a la cual el empleado decidirá no actuar de manera mecánica, mejorando así su efectividad.
Aprovechando al máximo el talento de los mejores, a sabiendas de que éstos están dentro de nuestro equipo, se crean relaciones más firmes entre compañeros. En parte, debido a las formaciones grupales, se mejora el clima laboral y, es un hecho fehaciente que, aumenta el compañerismo y la eficacia. Es en las grandes empresas donde tiene mayor éxito este tipo de técnicas .
El saber no sólo no ocupa lugar, sino que aporta mucha riqueza. Nada mejor define el propósito de este artículo: la inversión de las empresas en la formación de sus trabajadores, es una de las mejores actuaciones que darán su fruto en un futuro que debe ser diferente para un sector tan castigado por la pandemia como ha sido el del turismo.
Cada día, una oportunidad
En el mercado turístico no hay dos días iguales, la experiencia de cada jornada varía en función de múltiples factores, como el flujo continuo y cambiante de turistas, lo que se presenta como una gran oportunidad de innovar. Teniendo en cuenta, que el rol fundamental de la empresa del turismo busca satisfacer al cliente, hace obligatoria su implicación total con la experiencia de éste, con su estado de ánimo, con sus expectativas. Y, a decir verdad, esto puede llegar a resultar un verdadero reto.
Se presenta un horizonte dominado por un reflejo sostenible, que crea una necesidad de replantearse otras formas de construir el destino turístico. En esa dirección han de dirigirse las diligencias formativas del profesional del sector, mediante herramientas que aporten valor a una industria que está a punto de reinventarse.
A pesar del aprendizaje transmitido por los años de experiencia, es imprescindible darse cuenta de la necesidad imperiosa de mejorar. Añadido a esto, el cambio de criterios provocado por la pandemia del coronavirus y las exigencias de un cliente que se encuentra expectante ante las nuevas situaciones, forman parte del conjunto de medidas que darán pie a nuevos planteamientos de enfocar nuestro servicio de hostelería y/o restauración.
Fuentes :
https://www.zome.es/es/notes/5-motivos-para-empezar-a-invertir-en-tu-formacion https://superrhheroes.sesametime.com/por-que-invertir-en-formacion-para-los- trabajadores/
https://www.proveedores.com/articulos/por-que-invertir-en-formacion-online https://ole.agency/por-que-tu-empresa-debe-invertir-en-formacion/
Fotos: https://www.pexels.com/es-es