Moverse en Europa es fácil. Las cortas distancias entre las grandes ciudades y capitales, el fácil traspaso de las fronteras sin visa y las diversas conexiones de los medios de transporte; todos estos aspectos facilitan el movimiento nacional e internacional en Europa. El medio de transporte más utilizado sin duda es el avión. En España, más del 80% de los turistas llegan en avión, en todo el mundo es el 57% de todas las llegadas internacionales.

Aeropuerto // Pixabay

El grave problema de los últimos tiempos, el cambio climático, ha engendrado un movimiento conocido como «flygskam» o “vergüenza a volar en avión”. La aviación es el mayor emisor de dióxido de carbono, es 20 veces mayor a la emisión de un tren.

El movimiento «flygskam» nacido en Suecia, un país con gran conciencia medioambiental y uno de los países más sostenibles del mundo, resultó de las protestas contra el cambio climático por parte de jóvenes del país, liderados por la activista Greta Thunberg. Cada vez más suecos deciden desplazarse en tren en vez de utilizar el avión, incluso sienten “vergüenza” a viajar en avión si hay posibilidades de moverse de otra forma. Este sentimiento de vergüenza se refiere sobre todo a viajes de corta duración de aproximadamente una hora en avión que, son fáciles de evitar.

Especialmente entre capitales europeas, donde existen buenas conexiones de ferrocarril, muchas personas evitan el avión. Incluso se sienten orgullosos de usar el tren, lo que resultó en otro movimiento llamado «tagskryt» u “orgullo de viajar en tren”.  No solo en Suecia se encuentra este movimiento, sino en muchos países nórdicos u otros europeos que tienen una alta conciencia sobre el calentamiento global.

¿Es posible que la “vergüenza a volar en avión” cambie el turismo como lo conocemos?

La gran mayoría de las llegadas internacionales se realizan en avión.  La influencia que puede tener este movimiento depende de muchos factores:

  • Tiene que existir buenas alternativas para desplazarse, por ejemplo, una buena red de ferrocarril o carreteras. Entre muchos países europeos ya existen buenas conexiones en tren.
  • Otro factor es el nivel de concienciación medioambiental de cada país, en países menos concienciados el movimiento no tendrá mucho efecto.

Sin embargo, los viajes de larga distancia que, son muy difíciles de realizar de otra manera no están en peligro.

De gran importancia son también, las políticas medioambientales aplicadas que determinan los márgenes de los medios de transporte. Un ejemplo muy actual se encuentra en Alemania. Está en debate la idea de frenar las subvenciones aéreas y reinvertir en el tren para equilibrar la competitividad entre el tren y el avión. Así se crearán precios más asequibles del tren para que sea una alternativa considerable al avión. Políticas como ésta pueden intensificar considerablemente el movimiento «flygskam» y distribuirlo cada vez más en el mundo.

Avión // Pixabay

Para que el movimiento «flygskam» ponga en peligro el transporte aéreo en el turismo como existe hoy en día, tendrán que existir alternativas que puedan competir al mismo nivel que la aviación.

Los precios bajos, la rapidez del desplazamiento y las largas distancias son las razones por las cuales el transporte aéreo es aún y  siempre será el medio más atractivo.

Sin embargo, no hay que olvidar que cada vez existe más conciencia medioambiental, movimientos estudiantiles globales, manifestaciones y protestas multitudinarias, sobre todo entre los jóvenes. En el futuro habrá que buscar la forma de crear alternativas, para cumplir con las expectativas de una sociedad cada vez más concienciada. Proyectos del futuro como el uso de aviones eléctricos ya están en desarrollo, aunque todavía no es una alternativa a considerar, por la falta de alcance suficiente. El objetivo es de ofrecer viajes en aviones eléctricos de corta distancia, para minimizar las emisiones y viajar de forma sostenible y rápida.

De todas formas, el movimiento «flygskam» apoya el desarrollo de nuevos proyectos de transportes sostenibles, para enfrentar los problemas del cambio climático y cumplir con las nuevas necesidades. A corto plazo, la vergüenza a volar puede reforzar grandes cambios en el turismo doméstico o internacional de cortas distancias. Para que el movimiento sea capaz de causar un cambio a largo plazo, tienen que existir condiciones previas como: políticas, infraestructuras y mayor concienciación social.

En destinos como las Islas Canarias que dependen de forma exclusiva del transporte aéreo, ya que no existen otras alternativas más factibles y rápidas sería importante incentivar a los turistas con prácticas y conciencia más sostenible en el destino con el objetivo de que sigan viajando a Canarias.

Es vital desarrollarnos como destino 100% sostenible y seguir siendo atractivos en todos los aspectos (naturaleza, clima, establecimientos de calidad, infraestructuras y movilidad sostenible).

Siendo un destino sostenible y protegiendo el medioambiente a todos los niveles, podríamos contribuir  a neutralizar la vergüenza a volar, y compensar de alguna manera la huella de carbono que dejan los aviones a través de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) en la atmósfera.

Nele Marie Götzl

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