Sin duda alguna, el sector turístico ha sido una de las principales víctimas de la COVID-19. Ahora, pasados los meses de confinamiento y de verano, comienza la temporada de otoño. El veredicto es único: el turismo se tiene que recuperar, y cuanto antes. Pero, ¿de dónde proviene realmente el turismo? ¿Dónde se encuentra la solución a corto plazo, tan necesaria en estos momentos?

Según la OMT, unos 9 mil millones de turistas componen el mercado del turismo nacional: seis veces más que el internacional. Aunque la crisis ha reducido estas cifras, no ha sido capaz de extinguirlas del todo. Mientras el turismo internacional sigue en la incertidumbre, el doméstico va – lento, pero seguro, – de camino a recuperación. En algunos países, ha cobrado más fuerza que nunca. China y Rusia reportan hasta un 90% de ocupación en los vuelos nacionales. 

España tampoco se queda atrás. Según los datos de la CEOE,  más de 173 millones de turistas españoles se realizaron dentro del territorio nacional en 2019: una cifra para nada insignificante. Teniendo en cuenta las complicaciones de viajar internacionalmente, es posible que estos números aumenten. Además, España no solo recibe, sino que emite turistas. Produce unos 20 millones de desplazamientos anuales, algo que, potencialmente, puede ser redirigido al mercado doméstico. Es un movimiento comprensible. Tras una larga temporada de confinamiento, los turistas ansían vacaciones, y el turismo nacional está más accesible que nunca. Aunque es cierto que la principal fuente del turismo doméstico, la Comunidad de Madrid, se encuentra parcialmente confinada, las otras importantes zonas emisoras – Andalucía y Cataluña, – continúan abiertas.

Una gran ventaja de España es su buena conectividad terrestre y aérea. Según AENA, en julio de este año pasó a operar unos 2000 vuelos diarios. A esto, habría que sumarle trenes y vehículos particulares. Los Gobiernos autonómicos comienzan a comprenderlo también, llevando a cabo medidas para empujar esta corriente del turismo. La Comunidad Valenciana ha aprobado su primer bono vacacional, Bono Viatge, con una dotación de hasta 600 euros, para los gastos de viaje y alojamiento. Castilla la Mancha, por su parte, aprobó un plan de recuperación, como prolongación de ERTES y creación de abonos turísticos. 

La iniciativa de España no acaba allí. En el último Consejo, ha sido unánimemente aceptada como huésped del 113º Consejo Ejecutivo, que tendrá lugar el 19 de enero del 2021. “La crisis es una oportunidad de pensar cómo el turismo interactúa con nuestra sociedad, otros sectores económicos y nuestros recursos, económicos, culturales y medioambientales”, anuncia la OMT en su Declaración por la Recuperación Sostenible del Turismo, firmado en Tbilisi este 17 de septiembre. A pesar de las restricciones, siguen surgiendo iniciativas relacionadas con el sector: de manera presencial y telemática. Todo apunta a que, a pesar de las dificultades impuestas, la diligencia y la pasión de los profesionales del turismo será la clave en su recuperación.

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