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En estos días de Carnaval me he puesto a reflexionar sobre el poco partido turístico y comercial que en Canarias le sacamos a nuestras fiestas populares, como es el caso del Carnaval y las fiestas tradicionales en general. En nuestras islas escaseamos de actitud comercial y nos cuesta vender los activos lúdicos que forman parte de nuestra idiosincrasia y cultura, además de generar riqueza rentable en torno a nuestros festejos. No creo que haya fiesta lúdica en el mundo que pueda superar a nuestro Carnaval en esencia, tradición y originalidad, complementado con una gran dosis de seguridad y civismo urbano.
Considero que es primordial trasmitir y hacer llegar la esencia de nuestro Carnaval a turistas y visitantes, y bajo mi modesto punto de vista no estamos siendo capaces de hacerlo. Tampoco hemos sabido comercializarlo de manera adecuada. La única opción organizada que tiene nuestro turista es comprar una excursión de mediodía para acudir al Coso de Santa Cruz de Tenerife. Esta excursión se traduce en el trayecto de guagua de ida y vuelta desde el Sur para disfrutar de un apoteósico y colorido desfile de Martes de Carnaval desde las 2 hasta las 6 de la tarde.
Coso del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Foto: webtenerife.com
Estos paquetes, en su mayoría, están organizados por turoperadores y agencias de excursiones, por lo que el negocio es sólo para ellos sin que se traduzca en riqueza. Los turistas ya vienen con el almuerzo hecho o se traen el picnic del hotel, por lo que apenas hacen gasto en la ciudad.
¿Por qué no hacemos vivir con pasión la experiencia carnavalesca al turista? ¿Por qué no le llevamos la naturaleza de nuestro Carnaval a las puertas de su hotel? Se están haciendo importantes esfuerzos en municipios como Arona, pero sería necesaria la implicación de muchas personas, empresas e instituciones para que se desarrollara un desfile de Carnaval grandioso en los núcleos turísticos más importantes de las Islas, y no sólo festivales de pueblo de muy poca monta, debido a que los presupuestos de las administraciones locales no dan para más. Las áreas turísticas y comerciales de los ayuntamientos deberían trabajar conjuntamente y de forma coordinada para dinamizar los núcleos comerciales y ofrecer mejor apoyo y herramientas a los comerciantes y restauradores.
Los Indianos de La Palma. Foto: indianos.info
Un ejemplo digno de admirar es la fiesta de Los Indianos de La Palma, un maravilloso festejo carnavalero que atrae a decenas de miles de visitantes canarios y foráneos que quieren disfrutar de una fiesta singular y única en el mundo. Una fiesta plagada de polvos de talco, alegre música al son cubano, mucho sentimiento y juerga sana para todas las edades. En menos de 48 horas se desplazan cada año más de 70.000 personas al casco urbano de Santa Cruz de La Palma. Los desplazamientos se realizan en coche, barco o avión desde otros puntos de la Isla, toda Canarias y Península.
Hay también centenares de extranjeros que se sienten atraídos por tan diferente y curioso Carnaval, sobre todo los de nacionalidad alemana. El acontecimiento no dura más de 24 horas, sin embargo, los establecimientos hoteleros, apartamentos y pensiones hacen su agosto cobrando un mínimo 4 noches de alojamiento, cuando la actividad principal no dura ni un día. Sería mucho más interesante que en el núcleo urbano de Santa Cruz de La Palma pudieran mantener comercios, supermercados y tiendas abiertas para que el visitante pudiera comprar y consumir lo que necesita durante su estancia.
Se puede entender que el comerciante palmero tiene todo el derecho del mundo a disfrutar de su fiesta, pero es una lástima que no se percaten de cubrir la necesidad de consumo del visitante. ¿De qué le vale al visitante pagar cuatro noches de alojamiento obligatorio y sentirse estafado cuando no hay restaurantes abiertos, ni zonas comerciales donde entretenerse ni gastar dinero? La oferta de restauración es muy escasa y lo único que hay abierto al día siguiente es la franquicia de una multinacional de comida rápida que tiene la visión empresarial que pocos comerciantes de la zona poseen.
Con estos ejemplos no digo que todo lo que se esté haciendo en Canarias para comercializar nuestras fiestas sea malo, pero hay que saber distinguir entre promocionar nuestro producto y comercializarlo o venderlo de forma rentable y duradera. Podemos hacer grandes y muy buenas campañas de promoción exterior, difusión mediática y gastar cantidades ingentes de dinero en ferias, pero si desde la base no sabemos cómo atraer de forma ética y justa a turistas y visitantes isleños nuestro esfuerzo y gasto en recursos no valdrán la pena. No podemos permitirnos el lujo de fabricar pan para hoy y hambre para mañana.
¿Y cómo se consigue cambiar la actitud y mentalidad comercial del pequeño o mediano empresario? Es cuestión de mucha concienciación y formación. La administración local debería asistir y apoyar mucho más, en vez de fiscalizar y poner trabas administrativas al emprendimiento.
Grimassira Maeva, drag ganador de la Gala Drag Queen 2014 del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.
Tenemos grandes casos de éxito que están dando sus frutos en los últimos años a todos los niveles. Parece que crear marcas de calidad en torno a productos diferenciados y dirigidos a un segmento de mercado bien definido es lo que nos está dando mayores logros y mejores resultados. Un claro ejemplo de ello es la Gala Drag Queen del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, un evento que aparte de generar bastante movimiento comercial y económico por sí mismo los días anteriores y posteriores también genera una riqueza económica muy rentable durante todo el año, debido al segmento de mercado que atrae a la isla.
Muchas gracias desde Futurismo Canarias!!
* Guacimara de Magdaleno (@MagdalenoG)
Directora de Marketing, Comunicación e Imagen de Gourmetland
@Fu_Turismo
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