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Hoteles inteligentes y la madre que los parió es un artículo redactado por el encantador Arturo Pérez Reverte. Un muy conocido reportero desde hace más de dos décadas, con experiencias únicas, siendo partícipe del grupo de periodistas de guerra. Actualmente pone su alma en la literatura, siendo editor y cofundador de la web de libros y autores Zenda desde abril de 2016.

 

Este artículo tan carismático relata una experiencia personal; la fatídica noche en la que el señor Pérez Reverte se hospedó en un hotel inteligente, lleno de últimas tecnologías, desde la ducha, pasando por las cortinas hasta la televisión, que para él no resultaron nada fáciles de manejar, las cuales conllevaron a ser una estancia incómoda.

Tras leer la experiencia del escritor surgen varias dudas acerca de estos hoteles tan futuristas, que ya son una realidad. ¿Realmente los hoteles inteligentes nos facilitan la estancia o en cierta forma la dificultan? ¿Es una avance hacia el confort o un atraso hacia la incomodidad? ¿Dónde queda el face to face?

 

Pérez Reverte deja entrever que estamos sobrecargados de tecnologías. Realmente, para nuestro día a día o para los hoteles, no es necesaria tanta  para subir las ventanas o algo tan simple como encender o apagar las luces. Su experiencia en el hotel no fue nada fácil, parecía que todos los aparatos eléctricos de la habitación se ponían en su contra. En primera instancia, las luces que no se encendían con interruptores, sino con sensores de colores, los cuales no pudo controlar. A continuación, la televisión, que consiguió encender pero no apagar. Por último, la ducha, que obviamente no tenía un sistema que se ve a plena vista.

 

A pesar de que la tecnología aporta avances, parece que en este caso resta comodidad, puesto que se prioriza la apariencia innovadora que la infraestructura ofrece, antes del confort y satisfacción del cliente. Sí, en lo que a aspecto se refiere, tiene una estética muy agradable y atrayente a los ojos. Pero no todo se reduce eso, pues realmente el principal objetivo de ir a un hotel es el descanso

 

Actualmente, la domótica y la motorización es un tema candente entre los directivos del sector hotelero. Pocos son los hoteles considerados inteligentes, y ser reconocido como uno de ellos es una forma de hacer branding muy atractiva.

Claramente es el cliente quien comienza a demandar este tipo de servicios y productos en los alojamientos. Estas tendencias para mejorar la experiencia del cliente en el hotel con una cantidad sin número de necesidades son:

 

  • Aplicaciones para smartphones.
  • Robot y Androides
  • Las redes sociales.
  • Habitaciones sin llaves
  • Habitaciones inteligentes
  • Upselling y cross-selling personalizado.
  • Ahorro y consumo Responsable

Hoy en día, cada vez son más los hoteles y cadenas hoteleras las que aplican estas tecnologías es sus alojamientos. Pero desarrollar estas herramientas es un trabajo muy complejo y costoso en el que se olvida en cierta forma al cliente, y él es el motivo de avanzar en lo que a satisfacción se refiere.

Los huéspedes buscan algo más que un alojamiento alucinante, quieren ser tratados como si estuvieran en su casa, con un servicio personalizado, que contagie alegría y felicidad. Los viajeros desean encontrar en los hoteles experiencias en las que sentirse únicos, y ser únicos no significa tener a mano más tecnologías que otros. Ser únicos se refiere a ser tratados como reyes, en un lugar singular, con un servicio exclusivo.

Tras conocer la fatídica experiencia del escritor/periodista sacamos diferentes cosas en clave, primero, que la tecnología no es sinónimo de confort. Segundo, que esta puede ir en tu contra si no sabes manejarla. Tercero, los clientes demandamos comodidad y descanso ante todas las cosas, y por último, que hace falta un manual de instrucciones en todo hotel inteligente.

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