Desde el 14 de marzo del pasado año, sólo escuchamos los horribles pronósticos que, con más o menos fundamento, le deparan al sector turístico. Y no se puede negar que el 2020 se cerró bajo mínimos históricos; tampoco que el primero de enero no fue distinto al 31 de diciembre. Pero, tanto tráfico informativo en torno a un tema único y tantos datos de pronta caducidad, pueden nublar la perspectiva y confundir las percepciones: lo que oímos, lo que vemos, lo que leemos, incluso lo que pensamos y decimos. Parecemos atascados en el mismo titular: “el turismo no se va a recuperar hasta dentro de mucho tiempo”. Lo cierto es que los datos son solo eso, datos. Y la interpretación que se les atribuye es de cada uno, por muy inherente, obvia y uniforme que parezca. Evidentemente, esa interpretación es necesaria porque -a pesar de la obviedad y de lo complicado de la situación- si exploramos más a fondo es posible que descubramos cosas positivas.

Cambiar el titular noticiario

Partiendo de la base de que el sector turístico fue el primer e inmediato afectado desde que se proclamó el estado de alarma y que, por tanto, es el que soporta las mayores consecuencias derivadas de esta crisis que ha provocado la pandemia, la lógica nos dice que también será esta actividad de las últimas en incorporarse a la normalidad. Es un caso idóneo de análisis para aplicar medidas paliativas de forma anticipada y evitar un mismo error en el sistema. No olvidemos que, independientemente de la posición de cada área económica en la escala de “afectación”, todas van al unísono, a pesar de sus excepciones y diferencias. Entonces, ¿por qué no probar al revés? Vayamos de atrás a adelante, a ver qué encontramos.

Mientras que en diciembre de 2020 el empleo del sector turístico y hotelero subía ligeramente, como era de esperar, el 2021 nos recibe con un crecimiento en bolsa del 0,32%. Aún así, no se puede considerar este efecto como si fuera el principio del fin de un estancamiento que llevamos sufriendo desde octubre; ya que ese dato únicamente tuvo que ver con el IBEX 35 y la casualidad de que la diferencia con las caídas agregadas en turismo tuviera un cariz distinto a la neutralidad. De hecho, las empresas de mayor cotización bursátil enseguida comenzaron a caer. Concretamente, en Reino Unido los factores de mayor influencia parecen haber sido el confinamiento y el endurecimiento de las medidas causados por la mutación del virus. Al parecer, otros países europeos de especial relevancia para el turismo español, como Alemania o Francia, van abocados a transitar el mismo sendero. El retorno de la prima de riesgo a la conversación del día a día nos ha hecho viajar hasta el 2008, a comenzar a temer por el estado de la deuda pública que tanto enmarañó los noticiarios de aquella época. No obstante, es posible que -en lugar de un viaje- sea solo un mal sueño, porque el contexto de esta nueva crisis económica (cuya mutación hacia la recesión estructural no debe dejar de preocuparnos) es muy diferente. Además, la aparición de las vacunas y la rápida acción desde Europa mediante las políticas monetarias del Banco Central y las medidas fiscales del Fondo Europeo, vaticinan una recuperación más ágil, tal y como fue la caída.

Nuevo contexto, nueva planificación

Por otro lado, nos encontramos con las variadas disputas del entorno gubernamental: por el reparto de los fondos, batallas nuevas y viejas entre comunidades y presidencias, la lucha de las formaciones políticas protagonistas de la controvertida campaña catalana, las paradójicas relaciones entre la Comunidad de Madrid y el Gobierno Central -y con la ciudad de Madrid-, etc. Aparentan ser los primeros síntomas de un modelo de democracia en deterioro por toda Europa, algo así como el caso estadounidense, que ha llegado a convertirse en un país polarizado, donde la demagogia y la vulnerabilidad ante los populismos y las fake news culminaron con Donald Trump en la presidencia. La reacción de los votantes inactivos ha facilitado su expulsión de la Casa Blanca, sumada a su nefasta gestión de la pandemia. Pero no deja de inquietar una todavía fatídica situación y su cercana similitud con nuestra nación. Las cifras de destrucción del empleo americano son preocupantes, pero también es cierto que lo que allí significa paro sin sanidad, aquí se traduce en ERTE y, mejor o peor, pero atención en la Seguridad Social.

Por el momento, Europa lo está haciendo algo mejor y, a diferencia de Estados Unidos -e incluso China-, hay coordinación. Cabe destacar que en ningún momento procede la comparación con la gestión oriental, ni hacia lo positivo ni hacia lo negativo; porque la represión y opacidad de su gobierno nos impide tener una visión clara de lo acontecido allí. Hace tan sólo unas semanas afirmaban, al igual que al principio de la pandemia, que su normalidad era “total”. Es por ello destacable que la comunicación china aporta, tanto a nivel económico como sanitario, datos confusos de puertas afuera.

Valorando la información aportada hasta ahora, podemos condensarla en que:

  • El turismo es un sector especialmente importante en la economía española y se encuentra gravemente dañado por las características de esta crisis.
  • Parece que, tanto en España como en Europa, hemos aprendido lecciones del pasado, respecto la deuda pública y la actitud de Europa.
  • Existen medidas acertadas y coordinadas desde la Unión Europea, pero son finitas e insuficientes.
  • Afrontamos una política fragmentada y heterogénea que discute por banalidades como entre conectar La2 o TV3 en la televisión, por poner un ejemplo cotidiano; pero que, al menos, reaccionó con los ERTEs.

No podemos evitar cuestionarnos ciertos aspectos. ¿Cuánto pueden mantenerse los ERTEs? ¿Cuánto van a durar las ayudas? ¿Con qué criterio se han repartido? ¿En qué medida se ha tenido en cuenta realmente la densidad de población en este sentido? ¿Qué otras alternativas se han puesto en la mesa? ¿Hubo realmente un debate acerca de adónde debía ir cada partida? Y podríamos seguir. La parte positiva de sentirnos estancados es que, precisamente, no se va ni para un lado ni para el otro; lo cual nos regala algo maravilloso: tiempo. Pero no es tan sencillo, pues hay que darse cuenta de ello para aprovecharlo y reaccionar. O -de lo contrario- el tema de la deuda degenerará en complicaciones que empeorarán, aún más, la situación actual.

Futuro incierto

Si ponemos toda la información en orden, nos daremos cuenta que sí, que los expedientes de regulación temporal de empleo fueron una buena idea, pero que empieza a cojear. Si se hace una revisión y/o se implementan nuevas alternativas, se podría arrojar luz ante un motor económico (y fuente de empleo) que tiene el aspecto de seguir parado un tiempo largo, camino de superar los 3 trimestres. España se encuentra sola para afrontar este reto, ante la baja probabilidad de recibir turismo extranjero, y debe poner el foco en la reparación del tejido empresarial. “El hilo fino tiene sus ventajas, pero cuando la tela comienza a deshilacharse lo hace a una velocidad muy superior a las recias”, valga como metáfora para plasmar la situación de Pymes y grandes empresas.

Y si se cogiera el dinero recibido de Europa y se distribuyera de otro modo, ¿qué ocurriría? Este es el panorama: Madrid y Cataluña, a nivel turístico, son potentes; cuando las medidas de movilidad lo permitan, los primeros viajeros serán del mundo de los negocios; la Costa Mediterránea ya cuenta con un branding planificado. Si se dirigen las medidas para favorecer el turismo de españoles por España, dando oportunidad a los destinos no explotados (aunque con suficiente potencial), tendríamos ante nosotros una ocasión de renovar el modelo de “sol y playa”; la opción de borrar el “Spain is different”. Yendo más allá, podría ser interesante un cambio de planteamiento para, en lugar de luchar desde lo “macro”, pelear desde lo “micro”: Pymes, sectores, áreas geográficas, etc. Cambiar el concepto de la medida (hasta ahora atado a la aplicación de ERTEs a nivel nacional) y analizar cada factor que tenga un carácter específico, permitiría crear planes específicos, adaptados a las peculiaridades y necesidades de los distintos ámbitos de actuación. Y sería oportuno empezar esta revolución de estrategias por el primer sector perjudicado: el turismo.

Como conclusión, sería pertinente observar que estas propuestas permitirían optimizar las ayudas, creando oportunidades a corto, medio y largo plazo para el sector. Si logramos aproximarnos a la recuperación, se mantendría la deuda controlada; y si además se actúa de manera escalonada -en tiempo y recursos-, prevenir los errores sería una pauta sencilla, y su detección a tiempo aportaría soluciones eficaces. Tal vez la clave esté en pararse y reflexionar; quizás habría que dejar la lucha; igual es este el momento catártico en que -de repente- todo cambia, y la solución queda en manos de la incipiente madurez de nuestros  niños. ¿Dará el coronavirus margen para subir nota?


Fuentes:

José Carlos Díez (economista), análisis económico del artículo del 11 de enero de 2021

https://www.hosteltur.com/141458_las-empresas-turisticas-lideran-las-caidas-en-bolsa-en-el-arranque-de-2021.html

https://cincodias.elpais.com/cincodias/2021/01/08/opinion/1610145479_573725.html

https://elpais.com/economia/2021-01-10/el-consejo-asesor-de-calvino-rebaja-el-optimismo-del-gobierno-en-2021.html

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