Desde que la movilidad entre islas se permitió, César Sar lo tuvo claro: su primer destino sería La Palma, para disfrutar del Faro de Punta Cumplida, un alojamiento de alto standing  al norte de la isla.

En España hay un total de 157 faros, todos ellos cuentan con unas casas en la parte inferior dónde se alojaba el farero o el torrero. A medida que la tecnología ha ido avanzado, se hicieron innecesarias las labores de estas personas, y por lo tanto se fueron abandonando las instalaciones. Pero estos siguen siendo patrimonio del país, por lo que hace unos años el gobierno decidió hacer una concesión de 45 años a las empresas interesadas para que los reformaran y pudieran explotarlos. 

Y es por esto que ahora podemos disfrutar de este alojamiento tan peculiar en la isla bonita, que cuenta con tres suites, ambas equipadas con todas las comodidades, controladas por domótica y con cocina propia, pues a pesar de ser un alojamiento de lujo, la filosofía de la empresa es que puedas vivir la experiencia de los fareros de la época, por lo que pueden proporcionarte una compra de mercado local y que seas tú mismo el que cocina. A pesar de esto, también es posible pedir comida a restaurantes o, incluso, acaban de firmar un acuerdo con un restaurante local en el que el cocinero puede venir a tu suite a cocinarte.

“Ganamos todos: gana el país al recuperar un patrimonio que se caía a trozos, es una buena forma de traer turismo de calidad, de consumir producto local y además quienes trabajan en el Faro son personas de aquí” – César Sar


Cuenta también con una piscina, construida donde se encontraba una plancha de cemento que creaba la terraza, y donde se ha cuidado hasta el más mínimo detalle: han intentado hacer que el color del agua de la piscina, gracias a los 5 tonos de azulejos, y dependiendo de la hora del día y la luz, se parezca al del mar que se tiene justo en frente. Además, las instalaciones contaban también con un patio interior en sus inicios, pero con el tiempo se acabó tapando, por lo que la empresa que ha rescatado el faro decidió también darle de nuevo vida a este espacio, y lo convirtieron en un patio canario fidedigno. 

Los materiales que se usaron para la remodelación del faro son los mismo que se utilizaron en su construcción en 1860, por lo que la parte exterior, los colores de las ventanas, las piedras, la madera y cada detalle se ha cuidado al milímetro para mantener su esencia.

Uno de los mayores espectáculos, y sin duda el favorito de César Sar, el Turista, que se ha alojado este fin de semana por segunda vez en este alojamiento, es ver el amanecer y el atardecer desde la parte alta de la torre. Tiene una terraza 360º, y debido a su ubicación, pues es uno de los puntos más al norte de la isla, hace que sea posible ver tanto el amanecer como el atardecer en cualquier época del año, y como no, disfrutar cada noche del cielo estrellado y la luna en cada una de sus fases.

“Desde la cama se puede ver el mar”, afirma Sar, y es que sin duda esta es una de las grandes maravillas del Faro, pues al estar tan cerca de la costa puedes despertar cada mañana con una leve brisa marina y, solo al abrir los ojos, disfrutar de la inmensidad del océano.

Paz y tranquilidad son las sensaciones que se respiran aquí, el lugar idóneo para descansar del ajetreo rutinario y desconectar, en un faro con encanto, que te dará una experiencia única y muy difícil de conseguir en cualquier otro lugar.

“Me llevo la impresión de dormir en un lugar original, diferente, magnifico y extraordinario” – César Sar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *